Dormiría toda la vida si de ese modo pudiera parar el tiempo y suspirar entre los sueños.
Las luces marean a mi alrededor, la conciencia se hace difusa y especialmente siento que me derrumbo por dentro.
Estoy impaciente y no se en realidad por que.
Me consume una rabia que no controlo, y el egocentrismo pasa a dar zancadas sobre mi cabeza, me silban los oídos, apenas pienso en las consecuencias de mis actos, y me siento atraída por el desdén que eso conlleva.
Podría perderme muy lejos y quizás ni te darías cuenta.
Podría susurrarte que te quiero y quizás ni te darías cuanta.
Podría odiarte y guardarte el rencor que concierne a todo el universo pero... quizás ni te darías cuanta.
Tengo miedo a perder el horizonte de mis pensamientos sin razón alguna o por razón alguna, empezar a tambalear el mundo entero y seguir las lineas de los latidos con la yema de los dedos.
Hay caminos sin fin que desearía recorrer y ninguno al alcance de los longevos lazos del placer. Romper a correr mirando hasta contrariar los errores mismos, y negar luego lo nuevo para seguir lo oprimido adentro muy adentro del control que todo lo sume.
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